MIGUEL HERNANDEZ
La fuerza el ímpetu del castigo
igual que la paloma que pierde su
nido,
hace que se crezca en el dolor
por un tiempo que sea perdido,
donde las flores son del mismo color
que el dulce sabor de tu poesía,
como el toro que lucha por matar
muriendo
en el redondo sitio de la batalla.
Lo dice la paloma que vuela con pena
cuando vuela sobre la redonda arena.
Ha puesto sus alas sobre una piedra
que no se agrieta ni se quiebra,
aunque el martillo de la desolación
hiera.
El dolor herido no pone frontera
para que la paloma pueda volar
y hacer que las batallas no se
pierdan,
así nazcan de nuevo tus versos
en una cuna para un mejor sueño
donde una nana tiene sabor a sangre de
cebolla.
La paloma ha puesto rumbo
asía lo desconocido
sobre un silencio de colores,
cuando el Sol se apaga
en el lejano horizonte
para buscar un mudo sin guerra,
extenuada la paloma ha dejado de volar
no encuentra un sitio para anidar
donde no se libre una batalla,
¿cuanto tiempo ha pasado ya?
Cuando un barco arribó aquella playa,
portador del mensaje de Dios,
ahora su carga porta la ambición,
soñadores de tesoros ocultos
buscadores de la fuente del oro,
que manan de unas pretendidas montañas
donde la sangre corre por sus
entrañas,
va cambiando de color, no es amarilla
tampoco roja, ahora como la paloma es
de color blanco