El oro de la batalla
es el sudor del soldado
perdido en fragor de la
contienda.
¿Quién
condena la condena?
¿Quién construye la
violencia?
La guerra la pierden
los que de nada se
conocen,
la ganan en los despachos
allí, sí sé conocen
todos.
¿Quién condena una
mirada?
¿Quién construye la
tristeza?
El hombre para el
hombre
la vida para la vida
el dolor para el dolor.
¿Quién nos condena a
pelear por nada?
¿Quién construye el
odio y la maldad?
Sangre, sudor y
lágrimas
sufre una madre al parir,
su sueño primero es que
sea feliz,
no un número en una
batalla
donde su herramienta sea
un fusil..
¿Quién condena la
paz?
¿Quién construye la
desigualdad?
El día termina
cuando comienza el día,
detrás del horizonte
las guerras nunca
terminan,
el que la pierde
no vive para contarla.
¿La vida me la entregó
el creador?
¿Para hacer de ella una
bendición?
Antonio Garrido Sama
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