domingo, 21 de agosto de 2016

RAFAELA LA ABUELA




En un lugar del salón
se quedaron mis recuerdos,
apagada la luz de la conciencia
me costaba entender,
vida para un corazón
que dejó a un lado el dolor,
solo pude saber, de cuando en cuando
una sonrisa dibujaba
también me costaba,
alguien se llama María y Jesús
¿quien me lo decía?
Una voz que con migo vivía,
ella iba y venía en un tranvía,
ya no era de noche
cuando el Sol arriba ardía.
Sí, lo siento, se apagan mis ojos.
Me decía,
no trasmiten lo que miran.
-se apagaba un corazón-
es mi cuerpo no respira
adiós mundo adiós,
ellos me esperan 
Atilano y Jóse
Mi abuela, lo sé,
en un lugar del salón.

Antonio Garrido Sama
Espartinas marzo del 2016




No hay comentarios:

Publicar un comentario