lunes, 9 de enero de 2017

eL SURREALISMO EN LA POESÍA


La mitología guarda una relación muy estrecha con la la poesía, la dos viven en los más alto, de cuando en cuando bajan a la tierra y la besan, siempre en sintonía estrechando las manos, recogiendo belleza y regalando aroma de versos, el perfume simbiótico de la gratuidad, todo tan hermoso y natural, hasta que el ser humano bajó del árbol y pasó de bosquimano a cavernícola ¿se auto expulsó del paraíso? construyendo senderos al pisar el suelo, de esta forma comenzó a dividir las virginales pradera, al perder el romanticismo de vivir de la naturaleza todo se transmuta, se mercantilizar la tierra quedando carente de poesía, fundamentado en esta parte del camino es tuya, esta otra es mía, el fin no justifica la mediocridad subyacente sin límite, se desmembró lo real -la naturaleza- el detrimento de lo irracional -la ambición-, poseedor el macho de algo que evidentemente es de nadie, la tierra, se acaudilla creando su reino, la hembra queda relegada a consorte, sumisa cautiva su poesía dentro de ella, esperando una luz, que tardó millones de años en llegar -el surrealismo- para descubrir la flor que cultiva en su interior, renace el olimpo convertido en metáfora y reina la belleza, la que el hombre no pudo destruir porque depende de ella.



La mujer puede ser interesante, hermosa, bella,
en su interior guarda toda su riqueza.


                La mujer en la pubertad
se mira,
¿que parte de mi cuerpo
le puede gustar a un hombre?


Ya la pubertad pasada
se observa,
¿de mi cuerpo que parte
a los hombres no les gusta?

Más cuando mira despacio
en su interior,
es cuando encuentra para sí
del todo, su verdadero valor.



Pobre del hombre que no sabe observar, de lo natural
su belleza.


Cuando el silencio de tus besos,
lleven a mis labios
el calor dulce de te quiero.
Sonará en el pecho del que escribe,
la alegre campana de te amo.



¿Nacemos oh, a base de preguntarnos nos convertimos
en poetas?


¿Que te puedo decir
para que te sientas
como el dulce sabor de una poesía?

Mejor, lo puedo escribir,
para que no se pierda
en esta débil memoria mía.

A. Garrido Sama


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